about
● chat
● links
● archives
martes, 12 de julio de 2011
C'est la vie @ 20:16
Estoy con muchos sentimientos entremezclados.
Lo primero, hoy se fue una persona que era muy importante para mi, mi abuela materna, esa que visitaba dos veces a la semana (¿o eran tres?), la que al llegar del colegio me esperaba con un almuerzo malcriador, muy de ella, tengo tantos recuerdos, aunque sean algo difusos, y el mayor, es lo gran persona que eras, y lo fuerte... admirable por donde se te viera, te sigo y seguiré amando siempre, mi querida abuelita Dina.
Sí, no pienso negar que este último tiempo fue un espanto, que este año fue horrendo (lo que corrió de él), pero después de tanto llanto, de tanta angustia, de tanto
mal, llegó la hora de ponerle fin. A empezar de nuevo, porque no quiero ser una más del montón, no quiero quedarme en un número más... yo quiero brillar, con mi luz propia, con esa que sé que tengo, y que otra vez, tengo que sacar a relucir.
Por eso, a partir de hoy, no más llanto, no más angustias, lo peor ya pasó, lo que peor me hacía ya terminó, aunque no fuese lo que quería, fue lo mejor, porque todos merecemos descansar alguna vez, y ahora le tocó a ella, y sé que va a estar bien, porque es así, no le queda otra opción más que ir al Cielo, a encontrarse con su familia, con su marido, y descansar en paz... porque ya estuvo lejos de ellos muchísimo tiempo, y tiene que recuperar el tiempo perdido, ¿no? Yo sé que nos están cuidando desde arriba, que a pesar de los tropezones, de las malas rachas, la velita sigue encendida para protegernos.
Porque el ser una familia unida, con tanto amor y contención, es lo mejor que Dios nos pudo dar. A pesar de las diferencias, de las peleas, de todo, los lazos que nos unen son más fuertes que todo, y lo sabemos, por eso podemos dormir tranquilos, porque mañana, vamos a ver las mismas sonrisas, y a recibir la protección de los mismos brazos.